Hoy podríamos decir que es nuestro pequeño “Central Park”,  aunque su construcción  no se inspiró  en el parque de la gran manzana, sino más bien,  en paseos por el Parc de Bercy  o el Champ de Mars (Parque de Marte) de la ciudad luz.  Y todo esto, porque la aristocracia chilensis de aquel entonces,   aspiraba a modelar nuestra provinciana vida social al más puro estilo europeo, con sede en la glamorosa París de fines del XIX.

Pero, vamos por parte. Corría el año 1894, y la élite  chilena disfrutaba  de un apogeo económico,  resultado  de la extracción  salitrera del  norte,  de modo, que  se propuso consolidar algún proyecto que aportara un grado notable de belleza a nuestra  ciudad y, cuando en el 1891 se concretó la canalización del Mapocho, se   impuso  la idea  de un  parque que recorriera  la ribera sur del río capitalino.  La historia del Forestal nace en el  1901, con el encargo de la Intendencia de Santiago,  al paisajista francés Jorge Dubois,  quién finalizó la construcción  hacia 1920.  De eso han transcurrido 119 años,  y hoy el Parque Forestal,  es un ícono  urbano, por eso te invitamos a recorrerlo.

Si accedemos desde la Plaza Baquedano, distinguiremos una monumental escultura   alegórica,  representada por una embarcación en la que se encuentra un joven con su brazo extendido dominando los mares, se interpreta como el progreso y desarrollo de Chile, a un lado se sitúa la diosa romana Victoria. Por los costados, se ubica un minero mestizo que representa el esfuerzo y al lado opuesto una mujer criolla, simbolizando la fortuna y la belleza. En la popa se encuentra el dios Mercurio y en  la parte posterior de la fuente, se puede apreciar un cóndor, nuestra ave nacional, con sus alas desplegadas.  “Fuente Alemana”, es la  obra del alemán,  Gustavo Eberlein, confeccionada en bronce y piedra, fue un obsequio de la embajada de ese país, en el centenario chileno de 1910.

Si continuamos nuestro recorrido, apreciaremos en sus senderos interiores, el trabajo paisajístico de Dubois que incluyó especies chilenas, como peumos, palmeras, araucarias, quillayes y también foráneas, como ceibos, magnolios, acacias y paulonias que ofrecen coloridos perfectos en cualquier estación del año.   Si perseveras en tu excursión, seguirás encontrando   otros monumentos,  como la Escultura al Dios Pan (1945), el Busto a Bartolomé Mitre (1972), y el Monumento a Rubén Darío (1945).

Otra cosa,   si vas por primera vez al  “Forestal”,  tu travesía   no estará completa si no recorres el  Museo  de Bellas Artes,  palacio que se construyó entre los años 1905 y 1910, con un notorio estilo neoclásico además de elementos propios del Art Nouveau. Su principal  atractivo  es la  cúpula vidriada que permite una espléndida  entrada de luz hacia el hall central de doble altura del museo. Un hecho que resulta muy estimulante, es  descubrir el Museo de Arte Contemporáneo, MAC,  que nos ofrece un contraste con el arte moderno.

Si escogemos visitar  un fin de semana el Parque Forestal, disfrutaremos de arte callejero, ferias de las pulgas y todo tipo de expresiones ciudadanas que puedes recorrer haciendo pausas, para degustar  los  encantadores  cafés y locales  emplazados en el entorno  del barrio que hoy ofrece un aire chileno-francés.

La relevancia del Parque Forestal,  lo configura  a sus 115 años, como un   espacio urbano vigente   a través del tiempo y que hoy refleja  una manera contemporánea  de habitar la ciudad.